La emperatriz Maria Antonieta(1755-1793) soño con un sol que aparecía y desaparecia subitamente, mismo que anunciaría su decapitación de la religión musulmana, la prohibió. En ambas doctrinas el provenir está en la voluntad de dios y del ser humano simplemente debe aguardar a que sus designios se manifiesten. Con todo eso se siguió concediendo valor profético a los sueños.
Hubo casos aislados de personajes famosos que, según se dice,vieron a contecimientos futuros mientras dormian.Distintas anécdotas con los sueños le iniciaron al presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln (1809-1856) que sería víctima de un atentado.En el peor de los casos esas historias son meras leyendas, y aunque existan reportes bien documentados, puede tratarse de coinsidencias que no son suficientes para conceder valor profético a la actividad onírica.
Sin embargo la contumbre de adivinar y establecer significados fijos a los sueños quedó bien arraigada en la humanidad. En una época tan tardia como el fin del siglo XIX, en Francia estaba pensado por la ley practicar la oniromancia.Hoy en día no se llleva a cabo en el contexto ritual que tuvo en el pasado
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